Los últimos procesos en la estatal han estado marcados por la reducción de los bonos por término de negociación y también por un cambio cultural, relacionado con la conciencia de que los beneficios del superciclo terminaron.
El reciente cierre de la negociación anticipada con dos de los seis sindicatos de la División Chuquicamata de Codelco, cuyos beneficios en términos monetarios corresponden al 65% de lo que se entregó en el proceso anterior, dejó entrever la estrategia que la estatal ha aplicado en los últimos procesos de este tipo, tendiente a reducir los costos asociados con el fin de alinearlos con los que registra el resto de la industria.
Así, por ejemplo, al considerar las 18 negociaciones que se celebraron durante el año pasado, se desprende que los montos promedio asociados a los denominados bonos por término de negociación (BTN) cayeron 43% frente a los alcanzados en las negociaciones del ciclo anterior, celebradas entre 2015 y 2016, tras pasar desde los $ 15,017 millones por trabajador a $8,53 millones.
En ese sentido, también es importante consignar que en las negociaciones del periodo 2015-2016, los BTN más altos ascendían a $19,7 millones, mientras que ahora los de mayor cuantía anotaron $11 millones.
Asimismo, el reajuste salarial promedio también se vio reducido en los actuales procesos, cayendo en 60%, dado que en el ciclo anterior, dicho ítem alcanzó el 2,79%, versus el 1,12% de las negociaciones del 2018.
Al ser consultados, desde Codelco explicaron que la estrategia respondió a la búsqueda por equiparar los gastos relacionados con los convenios colectivos a los que registra el resto de la industria, dejando atrás los beneficios que se lograron a nivel sindical durante la época del superciclo del cobre, los cuales no se entienden en el actual contexto, considerando que el precio del metal rojo está bajo los US$3 la libra y que, por otro lado, los costos se han incrementado.
Asimismo, plantearon que también se ha logrado generar conciencia entre los trabajadores, que ya han integrado que “Codelco cambió”.
“Este resultado se logró siendo responsables con la situación financiera de la compañía, ajustando las expectativas en función de las nuevas condiciones de mercado y el contexto del precio del cobre. Para este año mantendremos la misma línea desarrollada durante el 2018, pues una aproximación distinta comprometería fuertemente la sostenibilidad del proyecto empresa”, comentó el vicepresidente de Recursos Humanos de la estatal, Marcelo Álvarez.
El contexto
Cabe consignar que las negociaciones de 2018 se dieron justo después de las expectativas generadas con el precio del cobre en 2017, cuando en vista de que se esperaba una escasez del metal para los próximos cinco años, su valor subió casi 27%, registrando un promedio de US$2,79 la libra ese año y un alza de casi 60% respecto del promedio de 2016 (US$2,20 la libra).
Así, 2017 cerró en diciembre con un precio del cobre de US$3,24 la libra, el más alto en casi cuatro años, lo que propició a que el mercado empezara a hablar de un potencialmente nuevo “superciclo”. “Este escenario hizo crecer las expectativas de los trabajadores de la industria. En general, en el sentido de obtener mayores beneficios en las negociaciones colectivas que se avecinaban”, comentaron desde la estatal, apuntando a que dichas aspiraciones debieron ser gestionadas por la administración que lidera Nelson Pizarro, quien desde que asumió en 2014 como presidente ejecutivo de la empresa trabajó en la reducción de los costos.