Claudia Orellana – Presidenta FESAM
¿Sabemos si con nuestro lenguaje, no estamos siendo violentos o violentas?
El lenguaje tiene poder y deberíamos utilizarlo para terminar con la violencia de género, sacando de nuestras conversaciones expresiones que dañan la autoestima, limitan el desarrollo y aumentan la desigualdad entre géneros.
Debemos comprender la gravedad del machismo instaurado en el lenguaje, la forma en que perjudica las relaciones con los y las demás, cómo las palabras crean realidades y condicionan el comportamiento e interacción entre hombres y mujeres.
Existen frases que llaman la atención
“Hay carreras para hombres y carreras para mujeres”,
Aún hoy en día se mira con extrañeza a una mujer trabajando como guardia o chofer porque como sociedad se ha establecido que hay ocupaciones para hombres y otras para mujeres. Claramente representa la división histórica del trabajo y las ocupaciones de acuerdo al género.
Me imagino que han escuchado la frase “Detrás de un hombre hay una gran mujer”, y aunque parezca halagador influir como mujer en el reconocimiento alcanzado por un hombre, no lo es, no deberíamos relegarnos a una posición secundaria. Denota que el éxito de un hombre en lo público se sostiene en el rol histórico de la mujer de mantenerse en la esfera de lo privado como es el hogar, el cuidado de los hijos u otros, etc.
Todos hemos escuchado “Los hombres no lloran”, pero si, también lo hacen, son personas que se emocionan y lloran frente a situaciones de tristeza, rabia o alegría. Sin embargo, la sociedad lo ha condicionado a comprobar su hombría ante los otros y se ha visto forzado a reprimir sus sentimientos, lo que afecta su desarrollo emocional e incluso sus relaciones interpersonales.
Lo más violento que hemos vivido últimamente es “Se lo buscó por andar vestida así”. Estamos sujeta al escrutinio público porque elegimos un cierto tipo de ropa, un vocabulario “poco femenino”, porque andamos tarde en la calle, estamos provocando, somos las culpables de lo que nos pase.
¿Conocen el Mansplaining? Se puede traducir como “hombre explicando”. Es un concepto que usualmente vemos, pero que está tan naturalizado que no nos damos cuando está sucediendo. El hombre asume que hay un menor conocimiento sobre un tema determinado sólo por el hecho de ser mujer o por un exceso de confianza de su parte, llevándolo a hablar sobre un tema para silenciar a una mujer o sobreponerse a su opinión
Y como estas, existen un montón de frases que son violentas. Con pequeños cambios en nuestro lenguaje comenzaremos a crear nuevas realidades, de aquí se parte el cambio cultural.
Hombres y mujeres cuentan con las mismas capacidades y habilidades para desempeñarse en cualquier área: El resto, son sólo barreras culturales que debemos derribar.
Hombres y mujeres son capaces de aportar al desarrollo pleno de un otro u otra desde el compañerismo y la valoración mutua. Nunca atrás: Al lado de un hombre hay una gran mujer y viceversa.
Los hombres si lloran. La tristeza, la emoción y la debilidad no le pertenecen sólo al género femenino y son expresiones que ayudan al desarrollo emocional y a las relaciones interpersonales de niñas, niños, hombres y mujeres. Ninguna persona, independiente de su género, debe reprimir sus sentimientos por miedo a la desaprobación o juicio de los demás.
Que no porque me vista o hable de una manera en particular me va a hacer responsable de que me acosen o me agredan sexualmente. No existen provocaciones, ni contextos que justifiquen agresiones. El único culpable es quien ejerce la violencia.
Y por favor, no subestimar el análisis, razonamiento y crítica de las mujeres.
Los invito a ser partícipe de los cambios, buscamos la igualdad de género y un trato más justo para todas y todos. No digamos más eso que ofende o afecta a otra u otro.
Muchas gracias.
Citas: No Me Lo Digas Más: 13 frases cotidianas para entender la violencia de género “World Vision” https://www.worldvision.cl/blog/no-me-lo-digas-mas-13-frases-cotidianas-para-entender-la-violencia-de-genero